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Bendiciones para Navidad y Año Nuevo

21/12/2010: Casa general - Roma

¡Grita de contento y de alegría, oh Sión,

porque grande es en medio de ti, el Santo de Israel.

                                                                                  Is 12,6

 

Queridas Hermanas,

Esta carta les llega en el tiempo de Adviento, un tiempo muy significativo para nuestra Congregación en este momento de nuestra historia.  El próximo año viviremos un adviento al caminar hacia la reconfiguración – tiempo de espera, de preparación, de esperanza, de anticipación, tiempo para permitir que aflore nueva vida, y tiempo de transformación.  Para algunas puede ser también un tiempo de inquietud y, quizás, de temor.     

Si meditamos el adviento de María, que esperaba el nacimiento de su hijo, vemos que ella no se quedó pasiva, sino que fue muy activa.  Se fue a visitar a Isabel, su prima de edad avanzada, una visita durante la cual iba ayudando a su prima en las faenas de la casa y que, al mismo tiempo, transcurría hablando y compartiendo, quizás disipando los temores de la otra.  

“La dicha de María no consiste solo en recibir – sino sobre todo en dar, comunicar, compartir – la vemos que se apresura para llevar a Isabel la superabundancia de sus gracias”. Teodoro Ratisbonne  (Libro  3, 102)

La acogida que María reservó a Jesús transformó totalmente su vida.  Al acoger a Jesús en nuestras vidas tanto este Adviento como cada día, somos llamadas al mismo proceso transformativo de María, es decir somos llamadas a la santidad.  Como Teodoro dice en un retiro a las Hermanas:   

“Busquen de todo corazón la santidad; trabajen día tras día para alcanzar la perfección. Más fieles son, más fuertes llegarán a ser, porque la gracia abunda en la medida de nuestra fidelidad”*

En este tiempo de Adviento en el que toda la Congregación está entrando, somos llamadas a la santidad “para que podamos realizar nuestra misión inherente a nuestro carisma” (p9 Documentos del Capítulo).  Este periodo es un tiempo de espera para nosotras, que esperamos el nacimiento de una nueva realidad.  Recordemos la fiel oración de Teodoro, durante seis meses, ante la imagen de la “Virgen embarazada” en la iglesia de San Agustín, en Roma, mientras esperaba la aprobación de las Constituciones – cuando escribió: “Siento de nuevo todos los dolores del nacimiento de Sion” (Libro 4,22)

Entre ahora y Enero de 2012 somos llamadas a elegir la vida, a ejercer nuestras mentes, a tener un corazón grande y una imaginación creativa para que pueda emerger nueva vida.  Debemos dejar tiempo para que esto ocurra, cada cual viviendo de forma responsable su rol como miembro y como líder, contribuyendo así en este proceso con confianza y con fe.

Al final del Adviento pasamos a un tiempo de gran alegría al celebrar la venida de Cristo en medio de nosotros.  Con confianza en que de nuestro proceso de reconfiguración surgirán nuevas estructuras y surgirá la vida, debemos avanzar para que podamos apreciar esos momentos de novedad en los próximos doce meses y para que podamos cantar en voz alta, como el profeta…

Salta, llena de gozo, oh hija de Sion,

lanza gritos de alegría, hija de Jerusalén

Zac. 9,9

 Les deseamos de corazón muchas bendiciones para Navidad y Año Nuevo

 

 

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