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Justos entre as naciones27/07/2011: Casa general - Roma Dos eventos tuvieron lugar en abril y mayo en Roma: uno que pasó inadvertido ante el gran público, y otro que era imposible que pasara desapercibido. Y sin embargo en los dos se homenajeaban a personas extraordinarias que, por sus acciones, marcaron una diferencia entre la vida y la muerte, para mucha gente. El 7 de abril, a la Hermana Agnese se le concedió a título póstumo el premio Justos entre las Naciones por haber escondido a niños judíos en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. El 1 de mayo fue beatificado el Papa Juan Pablo II en reconocimiento de sus grandes años de pontificado. Las de nosotras que vivimos en Roma, Oonah, Marge, Ivete, Clare y Nicky nuestra secretaria, fuimos invitadas a la presentación del premio a la Hermana Agnese. Lo fue también Françoise Pastré, de Pax Nostra, pero lamentablemente no pudo asistir. Con algunos miembros de la familia de Agnese y representantes de la Embajada de Israel nos reunimos en el apartamento en Monteverde, de propiedad de la Hermana de Agnese, Adriana Petrosellini. En una simple ceremonia, Livia Link, Ministro de Asuntos Públicos y Políticos en la Embajada, habló con emoción de Agnese y entregó el premio a Adriana. Livia Link dijo que algunos de los niños que Agnese había salvado se habían dado a conocer y habían hablado de su valentía y de su compasión, pidiendo que Yad VaShem la honorara. La ministra dijo que Agnese había permitido que la vida continuara ya que esos niños judíos que ella salvó son ahora padres y abuelos de nuevas generaciones. Enrico Modigliani, del Proyecto Memoria en Roma, dijo que los supervivientes, al igual que los niños que Agnese salvó, son vitales para transmitir el mensaje de ―Nunca más‖a los niños y a los jóvenes de hoy. Después de la ceremonia la familia ofreció una recepción a todos los presentes, apreciando claramente la presencia de Sion. El día fue inolvidable para nosotras y a pesar de no haber encontrado nunca a Agnese, pensamos que habíamos entrado en contacto con la vida de una persona verdaderamente particular. Al comienzo de mayo toda Roma parecía extenderse hasta el límite por la llegada de un millón de visitantes para rendir honor a Juan Pablo II. Dos Hermanas de Sión aumentaron el número: Marialuisa vino de Milán con una pareja que se quedó en el piso y Victorine había venido de París. Nosotras cuatro del Generalato nos empapamos de la atmósfera en el Circo Massimo, la víspera de la beatificación, pero al día siguiente la ceremonia la vimos por la tele, excepto Yvete que bajó hasta el Vaticano. Casi al final del día nos unimos a la muchedumbre que seguía en la Plaza San Pedro, para rendir homenaje al gran Pontífice. Como ustedes saben, el Beato Juan Pablo II, siendo joven sacerdote en Polonia, salvo a una mujer judía cuya vida corría peligro. Realmente, la Hermana Agnese y el Beato Juan Pablo II pueden ser considerados como Justos entre las Naciones.
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