La celebración tuvo lugar en la Parroquia Inmaculada Concepción de Guácimo, Limón, donde Andrea creció. Rodeada de su familia, amigos y comunidades parroquiales y de Sion, sintió un profundo agradecimiento. En especial, reconoció el papel de sus padres, por su testimonio de amor y fidelidad en su vocación matrimonial, y porque fueron los que la presentaron a Jesús y, sobre todo, la escucharon y apoyaron en su elección de decir “sí” al proyecto de amor de Dios en su vida.
Cuando Andrea conoció por primera vez a las hermanas de Nuestra Señora de Sion, fue su testimonio de vida lo que resonó en ella. Su vibrante alegría, su cálida hospitalidad, su amor por las Escrituras y su profundo compromiso con la oración y la comunidad la atrajeron para responder a Jesús en Notre Dame de Sion.
Los pasajes bíblicos elegidos por Sor Andrea para la celebración de los votos ofrecían palabras e imágenes poderosas sobre las que reflexionar. Entre ellas, las palabras del profeta Jeremías, siervo fiel de Dios, cuya fe se mantuvo inquebrantable en medio de duras pruebas: “Señor me ha seducido y yo me dejé seducir por ti” (Jeremías 20,7). Sor Andrea eligió a Jeremías porque se identifica con el carácter incondicional e ilimitado de su llamada. Explicó que, como Jeremías, experimenta la Palabra de Dios como un fuego que recorre sus huesos y no puede apagarse.
Después, cuando Andrea regresaba a la casa de la comunidad de hermanas de Sion en la que se alojaba, se formó un arco iris. Fue un recordatorio inesperado de la alianza de Dios, tal como se describe en Génesis 9,13: “Pondré mi arco en las nubes, y será señal de la alianza entre mí y la tierra”, y manifestó silenciosamente la confianza de Sor Andrea en el cuidado permanente de Dios, mientras se embarca en este próximo capítulo de su vida consagrada.
Mientras la Hermana Andrea contempla su compromiso perpetuo, saca fuerzas de la historia de la primera misión de la Congregación de Sion en Costa Rica. En 1878, las primeras hermanas partieron en barco desde Francia, para abrazar lo desconocido. El día de su partida, Padre Teodoro Ratisbona, fundador de la Congregación, escribió unas palabras de aliento que siguen inspirando:
“Pongan la mirada recta hacia adelante; no miren ni a la derecha ni a la izquierda, ni hacia atrás. Ustedes están en las manos de Dios; no tengan miedo de nada; la Santísima Virgen María de Sion las protege.”
Teodoro Ratisbona, 20 de octubre de 1878
