La Congregación nace gracias a la intervención de María. En 1842, la Virgen se aparece en una visión a Alphonse Ratisbonne, un acontecimiento que marca tan profundamente su vida que decide bautizarse con el nombre de Marie-Alphonse para llevar siempre consigo este encuentro. Para su hermano Théodore, el acontecimiento contribuye a confirmar la creciente convicción de que debe fundar un grupo en la Iglesia, dedicado a María.
Tanto Théodore como Alphonse estiman sumamente el sentido de gratitud absoluta de María por los dones de Dios; es el fundamento de su humildad. María simboliza también la esperanza. Aunque no tiene un papel protagonista en los relatos evangélicos, su presencia serena y fuerte, pero a la vez dulce, impregna la historia de Jesús. Acepta de buen grado ser su madre y sigue a su Hijo hasta la muerte en cruz. Más tarde está presente con los Apóstoles en Pentecostés, cuando nace la Iglesia primitiva.
Sion es el nombre bíblico de Jerusalén, Ciudad de la Paz. Cuando el grupo de Théodore comienza su andadura, se pregunta cuál podría ser el nombre adecuado. Una mañana, mientras reza, sus ojos se detienen en la palabra “Sion”. Su elección es inmediata; el nombre personifica la dimensión bíblica de su proyecto y el lugar central que ocupa en él el amor de Dios por el pueblo judío. “Sion —afirma—: la palabra evoca todas las esperanzas de nuestra vocación”.
Jerusalén está fundada sobre el monte Sion, símbolo de estabilidad. Nuestro lema In Sion firmata sum, tomado del Libro del Eclesiástico, significa “Estoy firme en Sion”. Transmite la firmeza de nuestra fe en el cumplimiento de la promesa de Dios: los que confían en el Señor son inquebrantables como el monte de Sion.
Las raíces de nuestra fe se encuentran en el Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia. El significado de Jerusalén nos recuerda nuestra historia y nos llama a la acción, para contribuir a la justicia y la paz en nuestro mundo.
María es “hija de Sion” por excelencia. El hermano de nuestro fundador, Marie-Alphonse Ratisbonne, vivió toda su vida sacerdotal en Jerusalén. Muere en Ein Kerem, Jerusalén, y está enterrado en el cementerio de esa ciudad. La presencia continua de comunidades de hermanas de Nuestra Señora de Sion en Tierra Santa, desde 1856, es una afirmación vital del compromiso de la Congregación con nuestra vocación.