Esta llamada nos capacita para trabajar en el seno de la Iglesia a fin de recordar nuestra herencia y relación con el pueblo judío.
Nuestro compromiso se caracteriza por la centralidad en nuestras vidas de la Palabra de Dios, que anima nuestro ser. En nuestra oración, el Espíritu Santo nos hace descubrir el vínculo entre el texto bíblico y los acontecimientos de nuestro mundo. Gracias a los acontecimientos actuales, las Escrituras cobran vida para nosotros y nos revelan su significado, día tras día.
Nuestra vocación es de amor: amor a todos los pueblos y a todas las personas, con especial sensibilidad hacia aquellos cuya dignidad se ve amenazada por los prejuicios, la discriminación y las circunstancias desfavorables. Es un compromiso que se extiende además a toda la creación, e implica aceptar la responsabilidad de preservar nuestro hermoso planeta, la Tierra.
Descubra cómo ponemos en práctica nuestro compromiso en nuestros ministerios.
Trabajamos, junto con otros, por un mundo de justicia, paz y amor.