Sor Clare Jardine y sor Arlyne del Valle Casas se encontraron con hermanos de Uganda, el Congo, Ruanda, Kenia y Nigeria. Las sesiones apuntaron a la fiesta judía de Pascua, la cultura judía, la literatura profética, las cartas de Pablo a los Romanos y, uniéndose a la misión de los hermanos franciscanos, el tema de la Esperanza, su fundamento bíblico desde una perspectiva cristiana.
Las hermanas utilizaron diversas técnicas para dar vida a los temas. Intercambiaron proyecciones de presentaciones con discursos, video-clips, trabajos en grupos e interacción creativa.
A los hermanos les gustó ver el plato del Seder pascual, el Talit (chal de oración), las Tefillin (cajitas que contienen las palabras del Shemá que los judíos colocan en sus brazos y cabeza) y el paño para cubrir la Matzá que trajo Clare. Cantaron canciones hebreas como Shalom Javerim, Oshé shalom y Shemá con gran entusiasmo.
También apreciaron tener tiempo para discutir y poder elaborar lo que pensaban sobre el judaísmo y las relaciones judeocristianas en una situación de grupo. El límite entre el estudio formal y el crecimiento personal se borró ya que algunos días las discusiones continuaron después de la clase durante los recreos y las comidas.
Los hermanos encontraron que las hermanas estaban “bien informadas”, “preparadas” y “abiertas”, y reconocieron el valor del tiempo que ellas pasaron en Jerusalén. Se sintieron felices de haber podido aprender sobre el judaísmo de Jesús y de san Pablo. Como Julián, uno de los hermanos comentó: “Es importante conocer el contexto histórico de su tiempo”.
El suceso de la formación fue resumida por otro participante, el hno. Deoson, que afirmó “Nos ayudó a comprender nuestras raíces en el judaísmo”, y describió a los judíos como “nuestros hermanos mayores”. Para las hermanas, fue una alegría ver que los hermanos citaban versículos de la Escritura para sostener sus reflexiones. Los hermanos estudiaron con atención los folletos que las hermanas les habían dado y esperan recibir más ayuda en el futuro.
Las hermanas agradecieron la calurosa hospitalidad que recibieron. Estudiar y compartir las comidas con los sacerdotes y hermanos les dio la oportunidad de vivir una breve experiencia intercultural. Sor Arlyne la describió “como un tiempo enriquecedor para compartir nuestro carisma con los hermanos, que nos invitaron no sólo a venir para dar un curso, sino también para emplazar nuestras tiendas en Kenia”. A través de esos intercambios aprendieron sobre las diferentes culturas en África, como también la presencia de conflictos en otras partes del continente.
Durante la estadía, las hermanas asistieron al 175º aniversario de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada(SFIC) y escucharon la historia del valor y la fe de las tres hermanas SFIC que habían comenzado una comunidad en Kenia.
Clare y Arlyne dejaron Kenia con mucha esperanza. Por una parte, confían en que los seminaristas crecerán apreciando y respetando otras tradiciones religiosas. Y, en lo que concierne al crecimiento de la propia congregación, la esperanza de que se establezca una comunidad en África.