Su misión tenía dos objetivos principales: pasar un tiempo con algunas mujeres que discernían su vocación en la capital, Kinshasa, y volver a conectar con la comunidad de la familia de Sion en Kananga.
En el centro del fin de semana compartimos momentos de oración y de la Palabra de Dios, el estudio de la Biblia y el conocimiento del carisma de Sion con las jóvenes de Kinshasa. Asistimos a misa en las iglesias locales y también hubo tiempo para conocer a las familias de las mujeres y visitar la ciudad, y simplemente para gozar de la mutua compañía.
En Kananga, las hermanas ofrecieron cursos bíblicos de distintas formas. Sor Kasia enseñó a adultos en francés, mientras que Sor Cristina y Sor Maricica se ocuparon de adolescentes y niños, también en francés. Sor Victorine dirigía las sesiones en tshiluba, una de las lenguas nacionales de la República Democrática del Congo. Al final de cada jornada, los participantes comieron juntos con las hermanas, y no faltaron momentos de relax y celebración.
Un encuentro con las hermanas carmelitas de Kananga dio lugar a una sesión bíblica no programada, en la que Sor Kasia compartió sus reflexiones sobre la parábola del juez injusto (Lc 18,1-8) desde la perspectiva de Sion.
Durante su estancia en el Congo, las hermanas de Sion fueron acogidas por mucha gente, y aprendieron mucho sobre la vida y la profunda espiritualidad presentes en la región. Se marcharon agradecidas por la oportunidad y con la esperanza de volver. “Que Dios nos sostenga con su presencia para que podamos continuar nuestra misión en este hermoso país”, reflexionó Sor Maricica.
