Las religiosas de Sion en Filipinas experimentaron recientemente esta poderosa verdad durante una tarde de oración con mujeres jóvenes en Barangay Kiloloron, Provincia de Real Quezón. El acto combinó actividades de oración, reflexión y actividades grupales, ofreciendo un espacio para que las jóvenes se conectaran profundamente entre sí y con su fe.
Las participantes se mostraron entusiasmadas con la jornada, que incluyó tiempo para comer juntas y actividades recreativas además de la reflexión espiritual. Sus comentarios tras la jornada revelaron un sentimiento de felicidad y alegría, y una apreciación de la mezcla de estados de ánimo, que iban de la contemplación a la diversión. Renalyn señaló: “Las actividades que hicimos fueron lo que nos unió, lo que nos ayudó a conocernos mejor y a profundizar nuestra fe en Dios.”
La “Bienvenida al domingo” fue una parte especial del encuentro para todas las participantes. Se trata de un momento tanto de memoria como de anticipación: memoria de la Creación y de la llegada del séptimo día, cuando Dios terminó su obra y descansó, como se describe en el Génesis (Biblia)/Bereshit (Torá); y anticipación del domingo, día de la resurrección de Jesucristo para los cristianos.
Todos los sábados, hermanas de Sion de todo el mundo celebran la Bienvenida al domingo, con oraciones y música tanto en hebreo como en su lengua local, así como con intercambios sobre lo vivido durante la semana. A veces se las unen otros amigos. La bendición del pan y el vino en hebreo suele constituir una novedad para quienes participan por primera vez. A Niña Mary le encantó aprender la importancia del sábado y el domingo, y el significado de las velas, el vino y el pan.
Las hermanas que dirigieron las actividades – Joselia, Leah, Beth y Crystal- encontraron muy gratificante la tarde. “Fue una gran experiencia para cada una de nosotras”, confirma Beth.
“¡Noté un dulce misterio en el ambiente alegre de nuestras jóvenes!”, dijo Joselia, y añadió: “Sus maneras de compartir la Palabra de Dios y la espiritualidad nos tocaron en lo más profundo de nuestro ser”.
Crystal estuvo de acuerdo: “Disfruté de nuestro intercambio sobre las diferentes formas en que nos relacionamos con Dios y expresamos nuestra fe”, dijo, “Y me pregunté cómo podríamos, nosotras hermanas, ayudarlas a explorar más, y a profundizar más la relación que ya poseen”.
La joven comunidad de Sion en Filipinas tiene mucho para reflexionar.