por Sor Maria Jilvaneide dos Santos
Una gran oportunidad para el crecimiento personal y comunitario
Me siento constantemente desafiada a aumentar mi red de relaciones, tanto con los alumnos y sus familias, como con mis colegas, especialmente cuando nos esforzamos por promover la paz, el amor y la justicia social a través de la solidaridad y el diálogo.
Es muy gratificante ver la implicación de toda la comunidad de Sion en cada acción que proponemos y llevamos a cabo.
Una actitud de discipulado y aprendizaje constante
En el proyecto Sion Solidário, trabajamos para desarrollar nuestras propias habilidades, así como las de las personas involucradas. Entre esas habilidades están: la capacidad de escuchar con el corazón y no sólo con los oídos, así como una actitud de discipulado y aprendizaje constante, ya que tratamos de innovar y buscar nuevas asociaciones.
Las relaciones que mantenemos con la Escuela Judía Eliezer Max, con el Islam y con otras confesiones religiosas cristianas, ensanchan nuestros corazones, al acoger a cada persona que nos visita o a la que visitamos. Aprendemos unos de otros al compartir la rica diversidad de nuestras creencias y culturas, haciendo nuevas amistades y rompiendo prejuicios y estereotipos.
Las relaciones ensanchan nuestros corazones, al acoger a cada persona
Vemos una participación comprometida en las celebraciones festivas, como Primeras Comuniones, el día de nuestro fundador el Padre Théodore Ratisbonne, el aniversario de la escuela, la acción de gracias al final del año escolar, así como bautizos y bodas que tienen lugar en nuestra hermosa capilla; son todos acontecimientos importantes para las familias que desean profundizar y vivir su tradición y su fe católicas.
Estas son algunas de las muchas actividades que forman parte de la educación pastoral y religiosa en nuestra escuela de Sion, situada en el barrio de Cosme Velho, en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil.